(I) NOMBRE. Deriva del latino angelus, que a su vez es una transcripción del griego. Con dicho término, que significa (II) LA FE EN LOS ANGELES EN EL AT. (A) Nombres. El AT designa a los á. como á. de Dios (p.ej., Gén 28,12 en la visión de la escala de Jacob), como hijos de Dios (Job 1,6 2,1 38,7; en forma ligeramente distinta Sal 29,1 y 89,7), como los ejercitos de Yahvéh (Jos 5,14) o los ejercitos celestiales.
(B) Formas de apavición. Los á. aparecen en forma humana (el AT ignora toda distinción de sexos en el mundo sobrenatural), sin alas (cf. la escala de Jacob).
(C) Oficio y naturaleza. Se describe a los a. como seres celestiales que rodean a Yahvéh formando su corte y su ejercito, le alaban, le ayudan en su acción sobre la tierra y son enviados por Él como emisarios suyos cerca de los hombres.
(D) Evolución de la fe en los á. en el AT. Es innegable que los libros más antiguos del AT contienen sólo rudimentos de la doctrina de los á. Prescindiendo del á. de Yahvéh, que probablemente debe identificarse con Yahvéh y, por consiguiente, no indica un á. en nuestro sentido, no hallamos personajes de un mundo superior netamente individualizados, sino sólo grupos de á. o potencias indeterminadas que están al servicio de Yahvéh.
(III) LA FE EN LOS ÁNGELES EN EL NT.
(A) Evangelios y Act. Son frecuentes en los evangelios las apariciones de á., sobre todo en las narraciones de la infancia de Jesús. Gabriel anuncia el nacimiento del Bautista (LC 1,11SS) y del Señor (1,26SS); un á. del Señor aparece a José antes del nacimiento de Jesus.
(B) Las epístolas apostólicas. Pablo sigue en parte la doctrina judía de su tiempo sobre los á., sin caer en las concepciones exageradas de muchos contemporáneos suyos; y, por otra parte, expresa con toda claridad lo que ya estaba contenido en los relatos evangélicos: la absoluta trascendencia de Cristo sobre todos los seres espirituales.
(C) En el Apocalipsis intervienen numerosos á. con distintas misiones. Aparecen primero como participantes en la liturgia y en las ceremonias de la corte celeste: los 24 ancianos (4,4, etc.), los cuatro seres vivientes (4,6, etc.; cf. los querubines de Ez), los siete á. que están ante Dios (8,2; arcángel), los millares de millares (5,11). En segundo lugar. aparecen como ministros de Dios en la comunicación de las revelaciones profeticas (1,1 10,1S 17,1SS). En tercer lugar, como ejecutores de las órdenes de Dios y sus colaboradores en el gobierno del mundo (7,1SS: los á. de los cuatro vientos; 8,2SS: los siete á. de las trompetas; 14,14SS: el á. del juicio; 15,1SS: los a. con las vestiduras doradas, etc.).
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